





























Nuestro fuego no se apaga, no se aísla, no se calla. Nuestra fuego se alimenta, se potencia y se fortalece. Vamos para casi dos meses del Paro Internacional Feminista. El #9M paramos y nos movilizamos por cuarto año consecutivo, días después se declaró la cuarentena y cada día que pasa nuestra lucha tiene más voz ¡grita! por la intensificación de las violencias machistas patriarcales que son también violencia económica sobre nuestros cuerpos.
Por los 23 femicidios que nos duelen; por las mujeres cis, niñas, adolescentes, ancianas, lesbianas, bisexuales, trans, travestis, no binaries, indígenas, afrodescendientes, para lxs que sus hogares no son lugares seguros, ya sea porque conviven con sus agresores, porque su orientación sexual las expone o por las falta de vivienda en condiciones dignas; por la sobreexplotación de las tareas del cuidado que aún estando en primera línea siguen siendo las más precarizadas; por el estigma social que recae sobre las trabajadoras sexuales, sobre las migrantas, convirtiéndolas en blanco para la violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad. Porque la pandemia que es de clase, de raza y de género, demuestra y pone más que nunca en evidencia la importancia de la reproducción de la vida.
¡Seguimos resistiendo!
Y desde las casa y en las calles nos seguimos encontrando a través de cada iniciativa que trama redes de solidaridad y apoyo mutuo como resistencia a la crisis.
Por todo esto hoy recordamos, desde la sensibilidad fotográfica del Valentina Fusco, nuestro Paro Internacional Feminista productivo y reproductivo.
Texto: Natalia InSurrecta Hernandez – Revista Amazonas